martes, 18 de agosto de 2009

Olvida para recordar.

[...todo escrito tiene un fin, y el fin de este es comenzar de nuevo...]


Siéntate, cierra los ojos y olvida para recordar.
Borra de tu mente esa voz más alta que otra, ese malestar, esa discusión. Olvida todo aquello que anoche te hizo desear dormir lejos de su presencia. Todo lo que te hace huir o buscar momentos malos que son los granos de una montaña de arena. Deja de jugar ya a tirar piedras a quien se cubre.

Sigue con los ojos cerrados, aleja tu mano de tu cuerpo y busca la que con más fuerza te agarró, la que deseabas tener en malos momentos y ahora que es uno de ellos, la rechazas. La primera y única mano.

Hubo un momento en que decidiste no sólo decorarla con un anillo, la elegiste para acompañarte el resto de tus días, y tus noches. Para levantar esta casa y traernos a mi hermana y a mí. Agarra, por favor, por los cuatro, esa mano que ahora está a tu lado y siempre estuvo.

De nuevo pido que borres por un segundo todo lo malo que hoy nos hace estar así. Olvida para recordar todas las sonrisas que te provocó esa mano, que simboliza otra persona que vive y sufre como tú. Con sus cosas buenas que te enamoraron y que te ilusionaron, de eso hace ya una treintena de años.

Evade y haznos evadir por un momento las caras largas y llena tu mente de las carcajadas de tus hijos que te provocaban una alegría inmensa y no escuches las lagrimas que humedecen esos mismos rostros.

Por un instante, olvida para recordar, cierra los ojos para abrir la mente, escucha para hablar, o llora para sonreir.