sábado, 24 de abril de 2010

De colores y melodías en tu pelo.


Como con el último acorde de una sinfonía anónima con apoteósico final, cae la primera lágrima de un derroche que lleva tu nombre, en grises horas de carreteras, blog y lápiz como instrumentos solistas. Confío en el verde de mi chaqueta con la esperanza de verte cuanto antes, el rojo aún transpira la pasión de los besos de colibrí, el blanco de tus ojos recorre en largas líneas mis brazos.

Mil colores más con los que describir cada momento o cada gesto. Como el de agarrar mi mano con la sutileza con la que se acarician las teclas de un piano, creando y llenando la habitación de melodías imposibles combinando en compás binario suspiros, risas, gemidos y silencios. Deseándote a contratiempo y en contra del tiempo, espacio y lugar porque eres la música que guardan callados los colores en toda su viveza y vivacidad , forzando tu sonrisa a tornar en preciosas tonalidades.
Como en un fa sostenido mayor, sosteniendo tu cuerpo en un interminable vals francés.

Me quedo con la sensación de la lluvia intentando aún separar nuestros labios, con la necesidad de crear colores jamás imaginados y notas jamás percibidas para poder describir la locura incontenida, la atracción desmedida, las explosiones en nuestras miradas. De incómodas posturas brotaba sudor recorriendo tu espalda, huyendo de mis dedos y tus uñas en actitud salve, y no poder dejar de hacerlo.

Te voy a echar de menos, y no podré dejar de hacerlo.

jueves, 8 de abril de 2010

Hasta consumirme

Me cansé de buscar ese amor en cada noche y opté por despertarme entre piernas ajenas que me diesen cariño pasajero cada mañana. Que si no estabas cerca me moría y por no querer morirme, me maté. Y maté tus suspiros con alcohol hasta ahogarte, y cubrir tu sombra con la ropa que tiraba al suelo cuando quemaba mi piel cualquier desenfreno.


Hice tu recuerdo forastero en mi mente dedicándome a ser conspicuo en otras bocas. Dudo si estas me llaman o me engañan, labios carmín y dientes perfectos que deshacen y desmontan castillos de naipes. Baraja de póker mezclando rojos y negros, barajas si a un centímetro o cientos de kilómetros nuestros labios se han rozado y mueren los míos por agarrarte. Agarrarte y no soltarte.


Si dudo si nos conocemos de siempre o no eres tú, o no soy yo, es porque nuestros actos se hacen predecibles, en las sombras se sincronizaban nuestras manos. Cientos de sonrisas ajenas no pueden frenar que te busque entre la gente y empiece a estallar cuando clavas tu mirada en mí, me llamas y no hay vuelta atrás. Quieres una declaración de intenciones y yo quiero deshacerme de todo el mundo, si contigo me quedo hasta consumirme.


Hay mucha poesía en los libros de la estantería pero déjame abrazarte con mis versos y supera con creces las maravillas que sobrevuelan las cabezas de los que ahora están inspirados, que ellos aun la conservan, yo perdí la mía la primera vez que te vi venir hacia mí.